«En este universo de Internet, al igual que en el mundo «real» existen muchas fuentes, que se pueden clasificar en muy fiables, fiables, dudosas, muy dudosas y absolutamente falsas. En Twitter ocurre tres cuartas partes de lo mismo, y no debemos perderlo nunca de vista»
Así comienza «La Guerra de los Mundos 2.0», post de recomendada lectura para todos los periodistas, estudiantes y, bueno, para todo el mundo.
El tema del que trata es la broma que unos «internautas sin escrúpulos», según El País (me gustaba más la anterior Defensora del Lector), nos colaron a todos el día 2 de abril en Twitter con el #PrayForPortugal.
Creo que la mejor forma de definir esto es con el título de ese post: «La Guerra de los Mundos 2.0». ¿Es que somos tan incultos y crédulos como cuando Orson Welles se levantó una mañana decidido a meter el miedo en el cuerpo a un público enganchado a la radio? Creo que no.
Aunque no estamos igual que en 1938, y las teorías de la comunicación han evolucionado y ya no hablan de la influencia directa, de hecho sí que hay algo que compartimos con la sociedad de la época. La influencia de un Medio de Comunicación de Masas.